martes, 23 de octubre de 2007

Mi sol, mi guía.

Morir viviendo, morir sonriendo cada día al verlo pasar. Anhelos, deseos ajados y atados a un alma destrozada por si misma. Conformismo incondicional, al servicio de la muchedumbre, plato menú de hoy por hoy. Terminar destrozando el pincel que colorea amarillentas luces en un campo de lienzos en papel. Tiempo oculto en la ausencia que vive en la piel. Resquemores hijos de flores dueñas de un mundo oscuro y terriblemente fiel. Terriblemente, ya lo se. Suertes con cierto sentido, con frescos libros que desnudan atajos a ningun camino. Vidas en el mar, que luchan en la ciudad. Fé para salir de este viaje al final. Pero no espero nada.

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