miércoles, 25 de julio de 2007

Miedo

Miedo.
Tenemos miedo.
Miedo a la muerte, miedo a la vida.
Miedo a nosotros mismos, a ser infelices, a ser felices, miedo a ser nosotros mismos.
Dicen que el miedo es un sistema de defensa, de protegernos del daño, pero...también dicen que es irracional. Y ¿cómo va a ser irracional tener miedo a perder a nuestros seres queridos, cuando es casi imposible no perderlos?. Todos acabamos alejándonos de todos, todos discutimos, nos peleamos, o nos morimos. Nadie se salva, la felicidad a penas puede durar unos meses, días, segundos para luego escaparse, y eso sí que da miedo.
Miedo a ser dichosos, por el vacío que vendrá depsues, y con este miedo evitamos de verdad sentir la dicha.
El miedo es que hay algo que quieres proteger del peligro. Y es el peligro lo que nos da miedo.
Si tienes miedo a la muerte es que valoras tu vida, y lo que más miedo nos debería dar en este mundo son aquellos que no temen acabar con su vida, porque son el peligro personificado.
Miedo al mar profundo, miedo a la oscuridad, miedo a los perros y miedo a los payasos.
Los niños ya aprenden lo que es el miedo de pequeños, y con pequeños rituales se guarecen del miedo. Cuando yo era pequeña y temía a la noche me abrazaba a mis peluches, bajo las sábanas de mi cama, y les imaginaba salvándome de los supervillanos nocturnos.
Pero cuando nos vamos haciendo mayores, nos aunamos en masa, y de forma colectiva le damos a criaturas inanimadas del mundo metafísico los poderes que mis peluches tenían antes. De pronto, no tenemos miedo a morir, porque sabemos que Dios nos salvará. Quizás sea este Dios un invento, un comodín para proteger nuestras mentes, y hay quien se da cuenta de ello y lo denuncia a los cuatro vientos, pero, ¿es que hay algo que de más miedo que la nada, que el vacío de después de la muerte, que no halla -nada- más allá?
Nos hacemos viejos, y acallamos esas voces que nos dicen en nuestras cabeza que hemos desperdiciado nuestro tiempo, chistamos a la parte de nuestra mente que rememora lo que no hemos provado, lo que nos quedó por hacer, y también esas decisiones que fueron incorrectas, y no le podemos tener miedo al pasado, y en vez de miedo de pronto nos tenemos lástima. Lástima por haber tenido miedo irracional, pero para protegernos, tuvimos miedo para protegernos.
Y, en nuestros últimos suspiros, ya no tenemos miedo, y eso es lo que más miedo me da.

No hay comentarios: